El infierno
“Lo que les digo en la oscuridad, díganlo ustedes a plena luz; lo que se les susurra al oído, proclámenlo desde las azoteas. No teman a los que matan el cuerpo pero no pueden matar el alma. Teman más bien al que puede destruir alma y cuerpo en el infierno” Mateo 10: 27-28
Nosotros como hijos de Dios debemos de hablar del Cielo, del camino que lleva al Padre, y no como muchas personas que hablan más del enemigo que del Señor. Para nosotros que estamos en Cristo el infierno ya no es un destino, sino el lugar del cual Jesucristo nos rescató.
En los versículos anteriores el Maestro les decía a los discípulos una revelación respecto al alma y el cuerpo. Cada uno de nosotros somos tripartitos, nos componemos de cuerpo, alma y espíritu. Cuando llega el momento de la muerte física, el cuerpo queda en esta tierra convirtiéndose en polvo, el espíritu que es el soplo de vida regresa al Padre, pero lo que se salva es el alma.
“Dios desea que todos los seres humanos lleguen al cielo, que no se pierdan”
En la Biblia hay dos descripciones de infierno. Una es la del fuego ardiendo. Muchas veces Jesús utilizó la palabra “Gehenna” para hablar del infierno. Gehenna era el basurero que estaba en las afueras de Jerusalén, y que siempre estaba ardiendo. También se habla del lago de fuego, que es un lugar reservado para Satanás y sus ángeles, o sea los demonios (Mateo 25: 41)
Dios desea que todos los seres humanos lleguen al cielo, que no se pierdan, pero los que rechazan la salvación de Jesucristo estarán por una eternidad compartiendo con Satanás y sus espíritus inmundos en ese lugar de tormento.
Hoy más que nunca, en este mundo en el cual vivimos, es sumamente necesario hablarles a todas las personas que Cristo Salva, que Él viene muy pronto y que tiene un lugar para nosotros preparado en el Cielo.
Reflexiona Sobre Esto
- ¿Cuántas personas usted conoce que aún no han aceptado a Jesucristo?
- ¿Qué piensa usted del cielo?
Lectura Del Día