“A ti, oh Jehová, clamaré, y al Señor suplicaré. ¿Qué provecho hay en mi muerte cuando descienda a la sepultura? ¿Te alabará el polvo? ¿Anunciará tu verdad? Oye, oh Jehová, y ten misericordia de mí; Jehová, sé tú mi ayudador” Salmo 30: 8-10
La vida de David fue de altos y bajos. Él tenía el llamado de Dios, fue ungido por Samuel, pero eso no le eximió que fuera perseguido y le ocurrieran circunstancias difíciles en su vida. David en el salmo 30 nos relata unas vivencias emocionales y espirituales que llegan a los límites extremos, de estar en el borde del abismo, hasta poder experimentar la salvación, y saber lo que es que Dios lo traslade del lamento a la victoria, la cual termina en gozo y danza.