“Pero no se dejen engañar: «Las malas compañías dañan las buenas costumbres». ¡Reaccionen! Entren en razón y salgan del pecado, pues yo sé que algunos de ustedes no conocen a Dios y digo esto para que les dé vergüenza” 1 Corintios 15: 33-34 Palabra de Dios para Todos (PDT)
Los habitantes de Corinto fueron discipulados por el apóstol Pablo, y algunas de las luchas más fuertes que tuvo al enseñar la doctrina de Cristo, fueron las costumbres paganas, los ídolos y falsos dioses a los cuales ellos le servían y creían. Los nuevos creyentes recibían la Palabra de Dios, pero cuando regresaban a su vida cotidiana se reunían de nuevo con los “antiguos amigos” que no le servían al Señor. Estas malas compañías influían para hacer pecar a los nuevos creyentes.
Influir es la mejor manera de cambiar las cosas, de mejorarlas, de ayudar a los demás. Pero también se puede influir para estorbar, criticar, murmurar y hasta para destruir. Cada persona debe de ser muy cuidadosa en escoger a sus compañeros o amigos con los cuales pasa la mayor parte del tiempo. En un lugar de trabajo sabemos que hay todo tipo de personas, pero cada quien debe de tomar la decisión con quien comparte y con quien habla. La Palabra nos dice: “El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca” Lucas 6: 45