Por mucho tiempo se había creído que los milagros que Dios hacia eran exclusividad de un grupo reducido de ministros. Lo cual provocó ideas erróneas, haciéndole creer a las demás personas que tenían que esperar que alguien orara por ellas para recibir un milagro. La Biblia nos narra los testimonios como Dios usaba a hombres poderosos en el espíritu y con una fe en crecimiento. Las buenas noticias es que el sacrificio de Jesucristo en la Cruz no fue solo para darnos salvación eterna. Dios ha dado por medio del Espíritu Santo dones espirituales, para que la iglesia (todos los creyentes) experimente lo sobrenatural de Dios, entre ellos grandes milagros.
El que hace los milagros es Dios, pero el Señor usa personas comunes y corrientes que le creen a Él, y que están dispuestas a servir al Padre Celestial. No hay que esperar el momento para asistir a la iglesia con la esperanza de recibir un milagro. El milagro puede estar llegando en este momento a su vida. ¿Y que tal que usted sea un instrumento de bendición en las manos de Dios para que otras personas experimenten los milagros del Señor?