Es probable que Dios quiera tratar con sus hijos, hacer que se detengan por un momento para hablar. Parte de esta conversación puede ser un pecado no confesado, un cambio en la dirección que la persona creía pero que no es la que Dios decía, o un tiempo de vigilancia espiritual para que las decisiones que se vayan a tomar sean seguras y efectivas.
Cuando a usted se le cierra una oportunidad, Dios tiene una razón. Cuando rendimos nuestra vida a Dios, puede ser que haya que esperar más para tomar una decisión, pero hay una garantía que lo que viene será de gran bendición. Una puerta cerrada no siempre tiene que abrirse, tenga la seguridad que Dios abrirá otra más grande.
Reflexiona Sobre Esto
- ¿Ha hablado con Dios cuando alguna puerta no se abre en su vida?
- ¿Las decisiones que va a tomar son dirigidas por el Espíritu Santo?
Lectura Del Día
2 Corintios 2: 12-17 (NVI)